Evangelio de Lucas - Capítulo 21
[1] Después, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo. [2] Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre, [3] y dijo: «Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie. [4] Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir». [5] Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: [6] «De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido». [7] Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?». [8] Jesús respondió: «Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: "Soy yo", y también: "El tiempo está cerca". No los sigan. [9] Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin». [10] Después les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. [11] Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo. [12] Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, [13] y ésto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí. [14] Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, [15] porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir. [16] Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. [17] Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. [18] Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. [19] Gracias a la constancia salvarán sus vidas. [20] Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima. [21] Los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no vuelvan a ella. [22] Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse. [23] ¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo. [24] Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento. [25] Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. [26] Los hombres desfallecerán de miedo ante la expectativa de lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán. [27] Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria. [28] Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación». [29] Y Jesús les hizo esta comparación: «Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier otro árbol. [30] Cuando comienza a echar brotes, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. [31] Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el Reino de Dios está cerca. [32] Les aseguro que no pasará esta generación hasta que se cumpla todo ésto. [33] El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. [34] Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes [35] como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra. [36] Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre». [37] Durante el día Jesús enseñaba en el Templo, y por la noche se retiraba al monte llamado de los Olivos. [38] Y todo el pueblo madrugaba para ir al Templo a escucharlo.
¡Bendiciones!