Evangelio de Marcos - Capítulo 13


[1] Cuando Jesús salía del Templo, uno de sus discípulos le dijo: «¡Maestro, mira qué piedras enormes y qué construcción!». [2] Jesús le respondió: «¿Ves esa gran construcción? De todo esto no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido». [3] Y después, estando sentado en el monte de los Olivos, frente al Templo, Pedro, Santiago, Juan y Andrés le preguntaron en privado: [4] «Dinos cuándo sucederá esto y cuál será la señal de que ya están por cumplirse todas estas cosas». [5] Entonces Jesús comenzó a decirles: «Tengan cuidado de que no los engañen, [6] porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: "Soy yo", y engañarán a mucha gente. [7] No se alarmen cuando oigan hablar de guerras y de rumores de guerras: es necesario que esto ocurra, pero todavía no será el fin. [8] Se levantará nación contra nación y reino contra reino. En muchas partes, habrá terremotos y hambre. Este será el comienzo de los dolores del parto. [9] Estén atentos: los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas, y por mi causa serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos. [10] Pero antes, la Buena Noticia será proclamada a todas las naciones. [11] Cuando los entreguen, no se preocupen por lo que van a decir: digan lo que se les enseñe en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino el Espíritu Santo. [12] El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los matarán. [13] Serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero el que persevere hasta el fin, se salvará. [14] Cuando vean la Abominación de la desolación usurpando el lugar que no le corresponde -el que lea esto, entiéndalo bien- los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; [15] el que esté en la azotea de su casa, no baje a buscar sus cosas; [16] y el que esté en el campo, que no vuelva atrás a buscar su manto. [17] ¡Ay de las mujeres que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! [18] Rueguen para que no suceda en invierno. [19] Porque habrá entonces una gran tribulación, como no la hubo desde el comienzo del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás. [20] Y si el Señor no abreviara ese tiempo, nadie se salvaría; pero lo abreviará a causa de los elegidos. [21] Si alguien les dice entonces: "El Mesías está aquí o está allí", no lo crean. [22] Porque aparecerán falsos mesías y falsos profetas que harán milagros y prodigios capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos. [23] Pero ustedes tengan cuidado: yo los he prevenido de todo. [24] En ese tiempo, después de esta tribulación, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, [25] las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán. [26] Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria. [27] Y él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte. [28] Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. [29] Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta. [30] Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto. [31] El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. [32] En cuanto a ese día y a la hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre. [33] Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento. [34] Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela. [35] Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. [36] No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos. [37] Y ésto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!».

¡Bendiciones!


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